Gates: Los pasos a seguir
Bill Gates. Es imposible pensar en este nombre sin que se nos venga a la mente una empresa tan exitosa como lo es Microsoft. Este hombre, aunque actualmente ya no funge como el presidente de dicha compañía de software, aún sigue siendo reconocido por sus grandes logros y avances innovadores dentro del área de computadoras personales, apoyando así al creciente campo tecnológico mundial.
Gracias a todos aquellos logros empresariales que Gates ha establecido a lo largo de su vida, constantemente se le ha cuestionado acerca de sus “claves” personales para alcanzar el éxito en distintos proyectos dentro del ámbito profesional. Lo que dijo a continuación fue una serie de ideas sencillas pero concisas y certeras; secretos que no nos son tan desconocidos, pero que nos hace falta escucharlos de vez en cuando para aplicarlos como se debe.
Esto es lo que tuvo que decir:
1. Proponte una meta clara a seguir.
Un proyecto profesional no puede llegar a ser algo grande si en nuestra mente no existe un plan definido al cual podamos seguir, si no delimitamos un final a aquello que estamos llevando a cabo. Es cierto que nada en la vida está escrito y que muchas veces podemos llegar a tomar decisiones que no sigan exactamente lo que queremos, pero nunca hay que olvidar que: si no tenemos en claro a dónde queremos llegar, terminaremos en otra parte.
2. Haz lo más que puedas con lo que tengas a la mano.
En repetidas ocasiones nos enfocamos más en lo que nos hace falta en lugar de agradecer lo que está a nuestro alcance inmediato, gastamos nuestras energías lamentando lo que no tenemos en lugar de darle un buen uso a todas aquellas herramientas que sí poseemos. Siempre es buen momento para cambiar esa mentalidad pesimista y dirigir nuestra atención hacia las habilidades y cosas que tenemos en nuestras manos para sacarles el mayor provecho.
3. Persevera.
Ninguna gran obra se ha hecho de la noche a la mañana. Si buscamos el triunfo, no hay que rendirnos cuando las cosas no salgan como queramos o se compliquen más de la cuenta. Al final, todo el esfuerzo dará sus frutos y el resultado valdrá la pena. Pocas recompensas son mejores que saber que seguimos adelante con la frente en alto y que triunfamos a pesar de la adversidad.
4. No te rindas ante un desafío.
El camino fácil rara vez es el correcto, una vida sin retos no es vida. Hay que arriesgarse y confiar en lo que podemos lograr al poner en prueba nuestras habilidades. La peor derrota es aquella que sucede cuando no nos atrevemos a intentarlo. El dar nuestro 100% garantiza que aunque el resultado sea diferente al que esperábamos, aún así será satisfactorio.
5. Aprende de tus errores, no de tus triunfos.
Los fracasos tienen un punto a su favor que los triunfos no poseen, y eso es la oportunidad para mejorar. Las mejores enseñanzas se dan cuando no logramos nuestro cometido, aunque el aplauso es gratificante, no deja una lección personal que podamos utilizar en el futuro. El tomar en cuenta nuestros errores pasados nos hará mas conscientes de nuestras debilidades y fortalezas, haciendo nuestro plan de acción más eficaz y a prueba de fallas repetidas.
6. Sigue tu pasión.
El propósito de nuestra vida personal y profesional se basa en esta sencilla regla, nuestro tiempo tiene que ser invertido en aquello que amamos hacer. ¿Qué caso tiene el gastar nuestras energías llevando a cabo un proyecto que simplemente no disfrutamos? En nuestras manos se encuentra el potencial necesario para cumplir las metas que en verdad nos interesan y que nos llenen como persona. El mejor camino que podemos seguir es aquel que nosotros mismos nos encontramos pavimentando.
7. Mantén las cosas simples.
La emoción de emprender un nuevo proyecto a veces nos lleva a tomar decisiones apresuradas que pueden llegar a ponernos demasiadas cosas sobre los hombros, todo esto con el afán de probarnos a nosotros mismos que podemos balancear una gran cantidad de tareas simultáneamente…lamentablemente, esta estrategia casi nunca da resultado. Al final lo que nos queda es una gran lista de tareas interminables y poco tiempo (y voluntad) para realizarlas. Lo mejor que podemos hacer es tomar nuestros proyectos paso a paso, dejándolos bien establecidos y funcionando adecuadamente antes de saltar al siguiente en nuestra lista.
8. Escucha consejos.
El tener una mente abierta hacia aquello que dicen las personas acerca de nuestro proyecto profesional puede ayudarnos en ese momento y por el resto de nuestras vidas. Ya sea escucharlos para asegurarnos que vamos por buen camino, o para estar atentos a qué aspectos podemos mejorar dentro de lo que ya estamos llevando a cabo.
9. Recolecta, organiza y utiliza la información a tu favor.
Cada día estamos aprendiendo, absorbiendo miles de datos nuevos que podemos tomar como un apoyo para todos nuestros proyectos. Cuando emprendemos este paso es esencial, tenemos que conocer el entorno donde nos encontramos, conocer a las personas en él, conocer las fallas, los aciertos y aquello que le hace falta a nuestro público. No podemos entrar al mundo profesional con los ojos cerrados, antes debimos de haber utilizado nuestros recursos para conocer a lo que nos estamos enfrentando…saber qué es lo que se nos presenta como riesgo, las ventajas y cómo aprovecharlas.
10. Ten una estrategia buena y fuerte.
Este último paso nos lleva a cerrar el ciclo y de vuelta al principio, a la regla número uno. No solamente son las metas lo que deben de estar en claro en nuestras mentes, sino todos los procesos que debemos hacer y las habilidades que debemos desarrollar para poder asegurarnos que todo aquello que buscamos pueda suceder. Tener un plan de acción nunca está de más.
Y ahí los tienen, los 10 pasos que Bill Gates ha aplicado durante toda su exitosa carrera profesional. No queda nada más que tomarlos como una guía confiable sobre la cual podemos basarnos para seguir adelante con lo que nos propongamos. Es claro que no existe una fórmula segura para el éxito pero, con estos consejos, podemos asegurarnos que el camino que tomemos estará dirigiéndose hacia el triunfo que tanto anhelamos.
Por: Balila Schmal – SBGDL